El problema de la okupación ha pasado de ser algo meramente puntual y marginal a un negocio en manos de mafias organizadas que se dedican a rastrear de forma sistemática las ciudades en busca de 'nuevas oportunidades'. Han convertido algunos bloques de viviendas en auténticos guetos okupas. Ellos violentan las viviendas que suelen estar vacías, ponen las reglas, y cobran arrendamientos a los residentes de las casas asaltadas. La convivencia con los vecinos se vuelve insostenible.